"Saber es Hacer"... pero ¿cómo? y ¿Dónde?


La comarca del Bierzo es una de las comarcas más complejas y evocadoras de la Unión Europea. Su caprichosa forma circular, delimitada por las montañas periferias, está repleta de mágicos espacios para mirar, sentir, investigar y aprender. El papel protector del relieve, la baja altitud media así como las características termopluviométricas, crean unas condiciones ecológicas singulares, manifestadas en una rica y variada vegetación. La estratégica situación de la comarca entre dos regiones florísticas (Mediterránea y Eurosiberiana) da a este territorio una gran relevancia geobotánica y biogeográfica. Así, dentro de un mismo valle podemos encontrar sotos de castaños y rebollares, junto con especies típicamente mediterráneas como encinares y alcornocales. La importancia biográfica se expresa también con la existencia de importantes endemismos y en su flora relicta. Se asocia a esta riqueza vegetal una variada e interesante fauna.

Diferentes vistas de los espacios de prácticas seleccionados
La sede de los estudios de Grado de Ingeniería Forestal y del Medio Natural de la Escuela Superior y Técnica de Ingenierías Agrarias se encuentra en el centro de este completo campo-monte de prácticas. Esta característica diferencia la ESTIA- Ponferrada claramente de otras escuelas españolas situadas en localización claramente urbanas.

La asimilación de la Ingeniería Forestal y del Medio Natural a otras titulaciones de escasa territorialidad han hecho que la enseñanza  y el aprendizaje hayan dado la espalda al medio natural. Las actividades formativas se planifican y desarrollan mayoritariamente en el aula, esta tendencia lejos de invertirse acaba convirtiendo en una rutina antipedagógica. Es necesario conseguir una educación en el territorio como estrategia de aprendizaje.

Sin embargo, la lógica de la titulación plantea un claro hecho diferencial, los Ingenieros Forestales y del Medio Natural al salir de la universidad deberían haber cursado un importante número de horas de su curriculun formativo en los espacios naturales. El aula debería de trasladarse más frecuentemente del edificio al campo (o bosque).


Diferentes vistas de los espacios de prácticas seleccionados
Está lógica de la formación forestal, la necesidad del bosque como espacio formativo, fue expresada ya por Bernardo de la Torre Rojas, precursor de la ingeniería forestal,  en 1846 cuando expresó con aquel "Saber es Hacer" el espíritu de la titulación. Este lema adoptado aún en la actualidad se ha ido vaciando de significado a medida que las Escuelas-Universidades, profesores y alumnos se iban urbanizando. Es una cuestión apremiante retomar y dar contenido al “Saber es hacer” contestando a las preguntas ¿Cómo? y, sobre todo en el caso que nos ocupa, ¿Dónde?.